Un descanso en Aquae Sulis

Vista general de la gran piscina y su terraza.

La encantadora localidad de Bath se encuentra a 165 kilómetros al oeste de Londres y a veintiuno al sureste de Bristol. Realmente uno acude allí de paso para visitar lo que verdaderamente va buscando, el yacimiento prehistórico de Stonehenge, que se halla a tan solo 52 kilómetros, pero finalmente el viajero se alegra de haber realizado tal escala, que permite pasar un día completo en una ciudad acogedora y repleta de atractivos muy apreciados por la alta burguesía georgiana en el siglo XVIII.

El mayor de todos ellos resulta ser el complejo termal romano denominado Aquae Sulis ("las aguas de Sulis", una divinidad celta equivalente a Minerva que se veneraba desde antiguo en ese lugar). Fue construido en el 43 d.C. en el valle del río Avon, alrededor de una fuente de aguas termales. El complejo incluía caldarium, tepidarium y frigidarium, vestuarios, almacenes y un templo.

Si se visita el lugar en verano, el viajero deberá hacer un gran esfuerzo de aislamiento mental, pues el número de visitantes resulta abrumador. Los espacios son amplios, pero resulta difícil entre el bullicio encontrar un hueco para transportarse a la época e imaginar la vida muelle de los romanos en aquellas grandiosas instalaciones. El complejo está totalmente musealizado y cuenta con audioguías, muy recomendables, que explican todos los detalles, tanto del edificio en su conjunto como de las piezas ornamentales, votivas o arquitectónicas que se muestran a lo largo del recorrido.

Impresiona la gran sala del baño, aun sabiendo que toda la estructura por encima de las basas es una reconstrucción, porque permite hacerse una idea de cómo pudo ser aquello en su momento de esplendor. Es el lugar favorito de los visitantes y permite un recorrido a dos niveles. Desde el superior, incluso bajo la inevitable lluvia en pleno agosto, hay unas vistas maravillosas sobre la abadía de San Pedro.

Luego, durante el recorrido, aguardan algunas agradables sorpresas, como la reconstrucción virtual del frontón del templo con la cabeza de la Gorgona acechante, la colección de tabellae defixionum (tablillas de maldición) o los restos de infraestructuras termales aún en funcionamiento tras dos mil años de uso ininterrumpido.

  Otra vista del Gran Baño.

Inscripción más antigua que se ha encontrado en el complejo termal, en la que se nombra al emperador Vespasiano, procedente de un pequeño monumento datado en el 76 d.C. 

Frontón del templo de los baños, que presenta un clípeo con la cabeza de Gorgona (o de Océano, según otras interpretaciones).

Reconstrucción virtual del frontón mediante una proyección digital sobre los restos conservados.

Máscara teatral esculpida en piedra procedente tal vez de una tumba.

Cabeza de mujer romana del siglo I con un el peinado de la época.

Relieve de Mercurio y Rosmerta, diosa celta de la fertilidad.

Cabeza en bronce dorado de la estatua de Sulis Minerva del templo de Bath.

Vista de una sala del complejo termal.

Vestigios de la canalización romana.

Hipocausto en el caldarium.

Piscina circular del frigidarium.

Representación de la Luna, procedente de un frontón del templo de Aquae Sulis.

Desbordamiento del manantial.

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