El puente de Alcántara, destinado a mantenerse para siempre

Vista del puente de Alcántara desde la margen derecha.

Alcántara, en la provincia de Cáceres, es uno de esos lugares a los que hay que ir expresamente, que no te pilla de paso a ningún otro lugar. No caes en este sitio por casualidad, sino por convicción. El esfuerzo, sin embargo, merece la pena, pues allí, a unos 400 metros al norte de la población, se encuentra una de las obras de ingeniería civil romana más espectaculares de cuantas se conservan en la Península Ibérica, que son muchas. Se trata del puente de Alcántara, frente al que todo son asombros. Construido entre los años 103 y 104 d.C. sobre el río Tajo, sus impresionantes arcos sostenidos por robustos pilares dotados de contrafuertes admiran más todavía por hallarse en un lugar perdido donde nunca te esperarías tan monumental construcción. Su altura en el punto máximo es de 58,2 metros y su longitud de 194. Los dos arcos centrales tienen 28,8 m. y 27,4 m. de luz.

Sobre el pilar central del puente se alza un arco honorífico de 14 metros de altura, donde una inscripción indica que fue construido en honor del emperador Trajano. A la entrada del puente desde Alcántara se conserva un templete con dos columnas de orden toscano en la fachada, con una inscripción que transmite el nombre del constructor (Cayo Julio Lacer) y  una predicción cumplida: "...pontem perpetui mansurum in secula mundi..."
 
El llamado Arco de Trajano. La corona de almenas data de la época de Carlos V.


Templete del puente. La inscripción actual es una reelaboración de siglos posteriores sobre la epigrafía original.

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